viernes, 7 de noviembre de 2008

¿A DONDE VAN LAS POLÍTICAS MEDIOAMBIENTALES?

Con mucho aprecio Ami@s:

¿A DONDE VAN LAS POLÍTICAS?

¿Es verdad que no existe una política nacional para manejar los recursos naturales?

Al parecer sí existe. Esta política es alineada a un modelo que a todas luces fomenta la inversión privada, promueve el libre mercado como un poder supremo, genera la presión sobre los recursos naturales, incorpora mano de obra de la población al sistema, pero a la vez los excluye de los beneficios.

Este modelo va mostrando su verdadero rostro con la crisis financiera, crisis que carga en su corazón la debilidad humana de la codicia. Crisis que ahora no solo es financiera (palabra sublime para tamaña atrocidad), sino que será sentida en nuestro orgullo y nuestro cuerpo, inclinando sus pesadas grupas (como siempre) en los más pobres. Este fenómeno no será fácilmente superable como los anteriores, y no los será porque camina dentro de otro gran fenómeno mundial: la crisis ambiental.

¿Es posible afirmar que la actual crisis económica tiene relación con la crisis ambiental?

Veamos, la gente que ha accedido a los créditos denominados Subprime (de baja calidad) son gente pobre, llamados por Leopoldo Abadía (Economista catalán): “Ninjas”; gente sin propiedad, sin empleo, sin trabajo seguro. Es decir esta vez el objetivo del negocio apuntó al sector pobre, viendo en ellos una atractiva masa de gente (porque son muchos incluso en los EEUU) que hipnotizados por las “facilidades” que otorgaba el sistema financiero accedieron a empeñar lo que no tenían, a gastar lo que no ganaban, a vivir como no acostumbraban, a entrar a este modelo que los embelesaba, en concreto, hacer realidad en ellos el sueño americano.

La cosa más o menos va así: ante el crecimiento de otros sectores, los inversionistas quisieron colocar rápido sus fondos y lo dieron al sistema financiero, los bancos tenían que movilizar el dinero para ganar con los intereses, por lo que otorgaron créditos fáciles ya sea hipotecarios (vivienda) o a través de las tarjetas de crédito a la gente. Estos créditos cayeron en la masa de población pobre, cuyo ingreso mayormente se orienta a cubrir necesidades básicas (alimentación). Con esta “oportunidad” de créditos, ellos entraron al sistema y sus gastos se ampliaron. Cuando subieron los intereses (curiosamente como medida de control) ellos no pudieron pagar y se fueron cumulando un conjunto de deudas que desfinanció a los financieros. Los bancos luego hicieron con estos créditos paquetes de deuda y vendidos a otros bancos, incrementando el capital financiero para a su vez dar más crédito a más pobres, creando así un ciclo vicioso de sobre endeudamiento; y con ello el fenómeno fue pasando más allá de las fronteras.

¿Cuántos de estos paquetes han comprado los bancos desde el Perú?

Claro mucha gente simplemente no pudo pagar y no pagó; total ¿qué les iban a cobrar?. Pero otros siguen pagando y siguen arrancando a su dieta el dinero que les permita mantener el sueño que cada vez más es pesadilla. Pero luego se presenta la inflación (Subida generalizada de precios) afectando sobre todo a los alimentos, con lo que el problema ya no es mantener la tarjeta de crédito, sino mantener la ración diaria de alimento, y es ahí donde ya no se puede pagar, la deuda crece, hasta que alguna vez se decide no pagar.

Y, es que la subida de precios fue sobre todo en los alimentos ¿Por qué? Simple, porque, además de la subida del petróleo (ahora por el momento está bajando y en Perú no se siente esta baja), grandes tierras que antes producían alimentos ahora entrarán a producir biocombustibles, logrando que empresas lucrativas del rubro de hidrocarburos ahora ingresen al rubro “agroindustrial” con sus grandes capitales y poder. Ello genera demanda de tierras e insumos, creando una primera alza de precios. Pero como esta producción ocupa tierras donde antes se producían alimentos, reduce la oferta alimentaria, consecuentemente suben los precios de los alimentos.

Entonces entramos al tema de la oferta ambiental, y hablamos de Perú donde el fenómeno también se aprecia. Mientras se va haciendo necesario conseguir más tierra para más biocombustible, se va haciendo necesario también buscar más tierra para más alimento. Pero la realidad no es tan fácil, ya que las tierras, o están erosionadas, o no tienen riego o tienen propietarios que mayormente son asociaciones de productores, comunidades campesinas, nativas, Juntas de Riego, etc. Por otro lado tenemos el problema del agua. El déficit hídrico se va sintiendo, creando escasez; asimismo los derechos de agua muchas veces ya están asignados mediante autorizaciones, licencias o permisos a los agricultores, con lo que las nuevas tierras que deseen ser regadas entrarán en conflicto con estos usuarios agricultores, sobre todo en tiempos y lugares donde el estrés hídrico ya se siente.

En resumen, el modelo te empuja a acceder a formas de vida que requieren mayor consumo, el mayor consumo hace presión sobre los recursos naturales y ello reduce la oferta ambiental poniendo en riesgo lo básico: agua y alimento.

Es donde retornamos entonces a la pregunta ¿Hay políticas en el manejo de los recursos? Nunca como ahora la cosa ha sido más evidente y pinta en cuerpo entero la ideología que hay detrás de todas las normas y medidas que viene realizando el gobierno peruano. Efectivamente, a finales del año 2007, el Congreso del Perú aprueba otorgar una seria de facultades al gobierno peruano para que legisle un conjunto de temas con la finalidad de hacer viable el Acuerdo de Promoción Comercial con los EEUU (léase TLC). Con esta facilidad es que se emiten un total 99 dispositivos, promulgados en bloque a mediados de año 2008 (Junio y Julio), encontrándose dentro de ellos los que afectarían los recursos hídricos y las tierras. Ellos son: El DL 1081 que crea la Autoridad Nacional de Aguas (ANA); el DL 1083 que promueve la optimización y uso eficiente de los recursos hídricos, el DL 1007 que promueve la irrigación de tierras eriazas con agua desalinizadas y el DL 994 que promueve la inversión privada en irrigaciones para ampliación de la frontera agrícola. A esta se suma el DL 1015 que promovía un nuevo sistema de ventas o concesiones de tierras de comunidades campesinas e indígenas (derogada por el Congreso ante la presión de las organizaciones nativas de la selva)

Sin pretender ahondar en el análisis, basta con interpretar el espíritu de estos decretos. Partimos por afirmar lo siguiente: Se viene promoviendo la entrada de grandes inversiones (mayormente externas) desde el gobierno hacia zonas del país para la producción de biocombustible, minería, hidrocarburos o agroexportación, sin respeto a los principios culturales y sociales de las comunidades andinas e indígenas.

El juego puede ser: Crear la Autoridad Nacional de Agua (ANA) para supeditar dentro de ellas a los creados Consejos de Cuenca, que según el DL 1081 no tendrían naturaleza jurídica y cuyos planes serían aprobados por la ANA en Lima. Es decir, quitar autonomía. Luego, crear un sistema que promueva la optimización de los Recursos Hídricos, con ello se promueve el riego tecnificado, con tecnologías que no están al alcance de todos, pero sí de las grandes empresas, y premiar a estas con tierras, inversión pública y normas para favorecer su ingreso. Es decir que entren porque van a optimizar el agua, tal como lo dice el DL 1083. Luego crean un marco que promueve la inversión privada en riego, a partir de entrega de derechos con la venta de tierras eriazas o de protección (en la sierra por ejemplo), con lo que el DL 994 juega su rol. Y En caso no haya tierra, está la posibilidad de compra a las comunidades, para lo cual entra en juego el DL 1015, que permitiría reducir el número de votos en las asambleas comunales para venta de tierras, bajándolas de 2/3 de habilitados al 1/2 de los asistentes a la votación en la Asamblea, la posibilidad de decidir la venta. Claro con ello además se favorece la venta para las otras actividades, la minería por ejemplo.

Es decir se alinean, el juego de las normas coordinadas, la forma inconsulta de estas, la coyuntura de un TLC para legislar desde el ejecutivo, y la desinformación para impulsar el modelo en nuestro país.

Pero qué más explicación si fue el propio presidente de la república quien escribió en su artículo El Perro del Hortelano: “Cada peruano sabe que con una propiedad legalizada, vendible, hipotecable o transmisible por herencia puede mejorar su situación. Pero el Perú como conjunto tiene el mismo problema y no lo sabe. Muchos de sus bienes no se pueden poner en valor, ni vender, ni se puede invertir en ellos, ni generar empleos con ellos”.

Enviado por Nelson Janco.